miércoles, 21 de noviembre de 2012

El poder de la amistad

El amiguismo impera en España desde los anales de la historia. Ese valor personal que le inculcamos a los más pequeños ha destrozado España, sí, el poder de la amistad ha hecho que acabemos así. Ha hecho que cada español que llega a un cargo político sienta la irrefrenable necesidad de colocar a sus amiguetes alrededor, y que el que tenga un amigo político alguna vez le haya hecho alguna proposición indecente. Es así, ley de vida. ¿Quién no se ha imaginado a Rajoy y su mas de medio centenar de consejeros de cervezas en la Moncloa?

miércoles, 14 de noviembre de 2012

¿Libertad?

En España vivimos en libertad, pero claro, con un uso condicionado de la misma. Te puedes cagar en el Rey abiertamente, pero ni se te ocurra reunirte con 100 personas más y hacerlo en público en mitad de la calle. Entonces entra en juego la Marca España:


Y quien dice cagarse en el Rey, dice cualquier otra cosa. Como hoy, 14N, huelga general. Asistimos a una violencia policial amparada en las órdenes del gobernador de turno, perteneciente a esa casta política contra la que se lucha a pie de calle. Violencia policial respaldada por un gobierno que la mayoría no eligió, y que gobierna por mayoría absoluta, y casi absolutistamente, gracias a una ley electoral injusta.  Proyectos de ley que prohibirán informar a la población de dicha violencia policial. "Agentes de la ley", sin identificación y policía secreta infiltrada en manifestaciones (¿para qué?).  Y todo esto para "preservar el orden público": No te organices, no levantes la voz, no levantes la cabeza, no protestes, asume y acata. Y todavía tienen la poca vergüenza de llamarlo democracia. 

Asumir y acatar el desmantelamiento del Estado de Bienestar; años de lucha social tirados por la borda con la excusa de que hay que gastar menos, que vivimos por encima de nuestras posibilidades. Señores, si vivir por encima de nuestras posibilidades es disfrutar de unos derechos básicos de educación y sanidad gratuitas, tener total libertad de expresión, de reunión y de información, ¿a qué se dedican? Y ya ni hablar de ese derecho constitucional de tener vivienda, porque aquí la Constitución cada uno la interpreta como quiere. ¿Esto es democracia? ¿Esto es vivir en un país libre? 

Aún así no todas las esperanzas se han perdido. Podemos mantener nuestra dignidad. Podemos cambiar las cosas. Podemos acabar con esta farsa.  Podemos luchar. Esa es la única salida que no nos conduce a un nuevo estado de represión, vía para recuperar los derechos perdidos y mantener los que tenemos. Pero ¡ojo!: que no conviertan de esta lucha otro arma política, porque es muy fácil.