sábado, 28 de diciembre de 2013

Punto. Y a otra cosa.

Me (jode) molesta decidir dejar de escribir aquí. Pero tras más de un año sin escribir, después de unas cuantas entradas fruto más de una del cabreo, lo he decidido; lo dejo. Y hago esto para ponerle un punto a la etapa que comenzó con la apertura de este blog hace 5 años con una temática totalmente diferente y con hasta tres redactores. 

Durante este año he pensado en escribir, seguir explotando el tema de la crispación y el cabreo general que todos sufrimos; pero lo he visto demasiado manido, aún siendo un buenísimo método de desahogo. Quizás eso es lo que nos sobra, desahogo. Porque para cambiar las cosas, primero tenemos que quererlo, y para quererlo tenemos que tener la motivación necesaria que la crispación nos da. Aún así, podría haber cambiado de temática, no es la primera vez que lo hago, pero con el tiempo he aprendido que es mejor guardar la unidad de las cosas antes que darle un nuevo rumbo al asunto. Por eso esto no acaba aquí. Mi intento de ser bloguero, o como se dice ahora, comunicador social no acaba aquí. Acabaré abriendo otros blogs porque me gusta, esta es una de las cosas con las que, aunque a veces no lo parezca, me gustaría ganarme la vida; y más si la temática son los viajes o el turismo (creo que puede ser el sueño de más de uno, que te paguen por viajar)

Como última aportación, una entrada con mucha razón de Absolutamente Innecesario
Estamos construyendo un mundo paralelo y es grande la tentación de mudarse y vivir en él. Es un mundo light, irreal y aparente pero mucho, mucho más cómodo.
Allí viven cientos de amigos que exigen poco. Nadie expone sus miserias y las fotos sólo retratan sonrisas. Para ser solidario basta con hacer clic en el “me gusta”. Para protestar no es necesario levantar las manos del teclado. Te construyes una reputación con palabras, opinando, sin necesidad de crear, realizar o construir nada.
El mundo virtual es un entretenimiento, un desahogo  inofensivo, si lo vives con un poco de distancia. Pero desde que Internet llegó al móvil vivimos con un ojo en la realidad y el otro en las redes sociales.
Es fácil mantener los amigos cuando todas las respuestas que recibes son positivas. Por eso, en Facebook, no existe el botón de “ no me gusta “. Es fácil conseguir reconocimiento. Basta con compartir una historia hermosa o una idea brillante que, habitualmente, es obra de otro.   Es fácil tener conciencia social. Sólo hay que mostrar tu indignación, denuncia o solidaridad,  ante una injusticia universal . Puedes hacerlo en un comentario de 2 líneas en Facebook o firmando las iniciativas de otros en Change.org. Es fácil ser un valiente activista parapetado detrás del anonimato. Es tan fácil como poco útil.
El problema surge cuando confundimos la vida real con la virtual.  Es imposible reconstruir Filipinas a base de twitters. La ayuda humanitaria se paga en dólares.
En el mundo de verdad la amistad cuesta generosidad y lealtad. El reconocimiento social cuesta esfuerzo. La cooperación cuesta compromiso. La solidaridad cuesta dinero. Las revoluciones cuestan vidas. Indignarse cuesta , por lo menos, levantarse del sillón. La vida real cuesta. Por eso merece la pena.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Pienso

Pienso en mi incomodidad que los que tienen que estar incómodos de verdad son los que están ahora mismo con las riendas del país. Día de la Constitución, un libro que ha pasado de ser un logro de las luchas sociales en España a ser pseudo ciencia-ficción en manos de un puñado de personas poderosas y con dinero.¿Por qué van a estar incómodos ellos? Deberían estarlo, por lo que se les viene encima, que no es poco. Va a ser muy dificil aguantar otra tanda de recortes sin que la sociedad reviente. La crispación social ha pasado a ser enfado total y sentimiento de vergüenza ajena por la casta política que tenemos. Yo tengo esa pequeña esperanza de que en diez o veinte años veamos toda esta situación con cierto humor en los zapping previos a nochevieja.

Ayer, hablando con un chaval de Lanteira, escuché la mejor definición del Gobierno, "el Gobierno es una mierda". Clara, concisa y cierta. Mejor, imposible.

Incomodidad

Los viajes en autobús me desesperan. No tengo nada que hacer, miro la ventana, dormito, vuelvo a mirar la ventana. Monotonía de un paisaje gris en el que cae la noche y las luces de los pueblos tililan en las faldas de las montañas. No me caben las piernas en el asiento. Estoy incómodo y pienso.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

El poder de la amistad

El amiguismo impera en España desde los anales de la historia. Ese valor personal que le inculcamos a los más pequeños ha destrozado España, sí, el poder de la amistad ha hecho que acabemos así. Ha hecho que cada español que llega a un cargo político sienta la irrefrenable necesidad de colocar a sus amiguetes alrededor, y que el que tenga un amigo político alguna vez le haya hecho alguna proposición indecente. Es así, ley de vida. ¿Quién no se ha imaginado a Rajoy y su mas de medio centenar de consejeros de cervezas en la Moncloa?

miércoles, 14 de noviembre de 2012

¿Libertad?

En España vivimos en libertad, pero claro, con un uso condicionado de la misma. Te puedes cagar en el Rey abiertamente, pero ni se te ocurra reunirte con 100 personas más y hacerlo en público en mitad de la calle. Entonces entra en juego la Marca España:


Y quien dice cagarse en el Rey, dice cualquier otra cosa. Como hoy, 14N, huelga general. Asistimos a una violencia policial amparada en las órdenes del gobernador de turno, perteneciente a esa casta política contra la que se lucha a pie de calle. Violencia policial respaldada por un gobierno que la mayoría no eligió, y que gobierna por mayoría absoluta, y casi absolutistamente, gracias a una ley electoral injusta.  Proyectos de ley que prohibirán informar a la población de dicha violencia policial. "Agentes de la ley", sin identificación y policía secreta infiltrada en manifestaciones (¿para qué?).  Y todo esto para "preservar el orden público": No te organices, no levantes la voz, no levantes la cabeza, no protestes, asume y acata. Y todavía tienen la poca vergüenza de llamarlo democracia. 

Asumir y acatar el desmantelamiento del Estado de Bienestar; años de lucha social tirados por la borda con la excusa de que hay que gastar menos, que vivimos por encima de nuestras posibilidades. Señores, si vivir por encima de nuestras posibilidades es disfrutar de unos derechos básicos de educación y sanidad gratuitas, tener total libertad de expresión, de reunión y de información, ¿a qué se dedican? Y ya ni hablar de ese derecho constitucional de tener vivienda, porque aquí la Constitución cada uno la interpreta como quiere. ¿Esto es democracia? ¿Esto es vivir en un país libre? 

Aún así no todas las esperanzas se han perdido. Podemos mantener nuestra dignidad. Podemos cambiar las cosas. Podemos acabar con esta farsa.  Podemos luchar. Esa es la única salida que no nos conduce a un nuevo estado de represión, vía para recuperar los derechos perdidos y mantener los que tenemos. Pero ¡ojo!: que no conviertan de esta lucha otro arma política, porque es muy fácil.