El amiguismo impera en España desde los anales de la historia. Ese valor personal que le inculcamos a los más pequeños ha destrozado España, sí, el poder de la amistad ha hecho que acabemos así. Ha hecho que cada español que llega a un cargo político sienta la irrefrenable necesidad de colocar a sus amiguetes alrededor, y que el que tenga un amigo político alguna vez le haya hecho alguna proposición indecente. Es así, ley de vida. ¿Quién no se ha imaginado a Rajoy y su mas de medio centenar de consejeros de cervezas en la Moncloa?
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